Volvo ajusta su uso de tecnología lidar en modelos recientes y modifica acuerdos con proveedores
Volvo reduce pedidos y precipita la quiebra de Luminar

Volvo reduce pedidos y precipita la quiebra de Luminar

La relación estratégica entre Volvo y la tecnológica Luminar terminó por convertirse en un factor decisivo en la caída financiera del fabricante de sensores lidar. Documentos judiciales revelaron que los cambios drásticos en los compromisos de compra del fabricante sueco afectaron de forma directa la viabilidad del proveedor estadounidense, hoy en proceso de bancarrota.

En los primeros años del acuerdo, Volvo apostó de forma decidida por la tecnología de Luminar para integrar sensores lidar en sus vehículos, alineado con su histórica narrativa de seguridad. La automotriz elevó de manera progresiva los volúmenes comprometidos hasta superar el millón de unidades, lo que llevó a Luminar a realizar fuertes inversiones industriales y de capital humano.

Volvo ajusta su estrategia tecnológica y reduce volúmenes

La situación cambió cuando Volvo retrasó el lanzamiento del SUV EX90 por ajustes de software y, posteriormente, redujo en 75 por ciento los volúmenes previstos para los sensores. Más adelante, la empresa decidió ofrecer el lidar solo como opción y descartar su uso en futuros modelos como medida de control de costos.

Estos movimientos redujeron los pedidos estimados en cerca de 90 por ciento y derivaron en la suspensión de envíos por parte de Luminar. La automotriz sueca terminó por cancelar el contrato, al argumentar incumplimientos técnicos y riesgos en la cadena de suministro.

Impacto financiero y efectos en la industria automotriz

Luminar acumuló inversiones cercanas a 200 millones de dólares para atender la demanda de Volvo, incluida una planta en Monterrey. Sin embargo, la empresa no logró diversificar a tiempo su cartera de clientes y perdió acuerdos con otros fabricantes clave. La disputa pública aceleró la pérdida de confianza del mercado y dejó a Luminar sin contratos de producción activos. El caso evidencia cómo los cambios estratégicos de grandes automotrices pueden redefinir, e incluso poner en riesgo, a proveedores tecnológicos emergentes.

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