Una creciente dependencia del sorgo importado comienza a marcar el pulso del mercado agrícola mexicano. La producción nacional del grano, clave en la industria pecuaria y de alimentos procesados, ha registrado una caída sostenida desde 2023, lo que ha impulsado un aumento en las compras internacionales para cubrir la demanda interna.
Según expertos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), la cosecha mexicana ha disminuido tanto por sequías como por la baja rentabilidad para los productores. Solo en el ciclo otoño-invierno 2024, la producción fue 26.7% menor frente al mismo periodo del año anterior. En contraste, las importaciones de sorgo aumentaron 84.3% en el primer semestre de 2025, con un volumen acumulado de 466 mil toneladas.
El principal proveedor ha sido Estados Unidos, seguido por Brasil, quien ha ganado terreno en el mercado nacional gracias a precios más competitivos. La tendencia refuerza el papel de México como importador neto de sorgo, rompiendo con el patrón tradicional de autosuficiencia en regiones clave como Tamaulipas y Guanajuato.
Sorgo importado gana espacio en la industria nacional
Del mismo modo, el sorgo nacional enfrenta una pérdida de competitividad frente a otros cultivos como el maíz o la cebada, que reciben mayores apoyos o tienen mejores condiciones de venta. Esta situación ha llevado a muchos agricultores a abandonar el grano o reducir su superficie de siembra.
Además, la volatilidad en los precios internacionales influye en las decisiones comerciales. Aunque en 2024 el precio internacional del sorgo fue más bajo, para octubre de 2025 el costo por tonelada ya se ha elevado un 9.8% anual, lo que podría encarecer las importaciones hacia finales del año.
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