Convertir los residuos en materia prima útil ya no es exclusivo de las empresas ecológicas. En México, el reciclaje se consolida como una estrategia empresarial con impacto económico, ambiental y social, impulsando a industrias completas hacia un modelo operativo más eficiente.
Durante 2024, el país logró recuperar 578 000 toneladas de PET, alcanzando una tasa de reciclaje del 64 % en botellas. Esta cifra coloca a México a la cabeza del continente americano, incluso por encima de Estados Unidos y Canadá, en el aprovechamiento de este material.
Industria y gobierno: sinergia por la economía circular
El modelo funciona gracias a la colaboración entre empresas, autoridades y ciudadanía. Organizaciones como ECOCE, integrada por empresas del sector alimentos y bebidas, lideran la coordinación del acopio, recolección y reciclaje de envases posconsumo.
En estados como Tamaulipas y Nuevo León, la asociación ha firmado convenios para ampliar los centros de acopio. Tan solo en Tamaulipas, se han recolectado más de 2 300 toneladas de empaques reciclables mediante campañas locales. Esta articulación territorial impulsa empleos, mejora la infraestructura y genera conciencia ambiental.
Beneficios directos para las empresas
Más allá del cumplimiento normativo, el reciclaje empresarial representa un ahorro operativo. Al reincorporar materiales reciclados en sus cadenas productivas, las compañías reducen el consumo de recursos vírgenes, minimizan emisiones y optimizan logística.
Además, mejora la reputación de marca ante consumidores más exigentes y refuerza la preparación ante futuras regulaciones ambientales. El sector privado empieza a ver en el reciclaje no solo un deber, sino una ventaja competitiva.
Hoy en día, el reciclaje de envases y empaques en México genera más de 70 000 empleos entre recolectores, operadores logísticos y transformadores. La capacidad instalada del país asciende a 757 000 toneladas anuales gracias a 29 plantas recicladoras.