El reconocimiento internacional de Starbucks, firma estadounidense con fuerte presencia en México, ha dejado de centrarse únicamente en su café. Su marca se convirtió en un símbolo cultural con valor estratégico, especialmente cuando aparece en representaciones audiovisuales sin estar patrocinadas. Esta exposición “orgánica” pone a prueba su reputación, un activo clave en el entorno corporativo actual.
Recientemente, la serie “The Morning Show” de Apple TV+ mostró un local de Starbucks siendo vandalizado durante una protesta social. Aunque no fue una acción publicitaria directa, generó un debate relevante sobre cómo las marcas globales, como Starbucks, enfrentan narrativas ajenas que pueden modificar la percepción pública. La compañía no emitió comentarios, pero el uso de su logo en escenas de conflicto revela un fenómeno creciente: las marcas ya no controlan por completo su imagen.
Reputación de Starbucks en el ecosistema cultural actual
Este tipo de exposición ilustra un dilema reputacional. La visibilidad puede ser una ventaja competitiva, pero también una vulnerabilidad. Mientras más reconocida es una marca, mayor es su riesgo de ser utilizada como símbolo en discusiones sociales o políticas. Esto obliga a las empresas a revisar sus estrategias de gestión de reputación desde una perspectiva que incluye lo no planificado.
Además, el caso de Starbucks subraya una realidad poco abordada: la reputación no se construye solamente desde los canales oficiales, sino también desde su interpretación cultural. Marcas con alto grado de reconocimiento deben desarrollar mecanismos internos de escucha y análisis que incluyan tanto medios tradicionales como redes sociales y producciones audiovisuales.






