Las principales armadoras que operan en Estados Unidos mantienen la decisión de no trasladar los costos de los nuevos aranceles a los consumidores. La medida busca evitar una caída en la demanda en un mercado que ya muestra señales de desaceleración. Sin embargo, los fabricantes reconocen que la estrategia depende de la duración de las tarifas, pues un escenario prolongado podría cambiar su postura.
Empresas como General Motors, Ford y Stellantis afirmaron que continúan evaluando el impacto de los gravámenes sobre componentes importados, principalmente de China. Además, señalaron que los márgenes se verán presionados si el entorno arancelario se mantiene sin cambios. En consecuencia, algunas marcas optaron por ajustar sus cadenas de suministro para reducir dependencia de proveedores asiáticos.
Impacto de las tarifas en el sector automotriz
Los analistas advierten que la estabilidad en los precios de vehículos podría ser temporal, ya que el sector no puede absorber indefinidamente los costos adicionales. Asimismo, estiman que los fabricantes buscarán alternativas como mayores eficiencias internas o incrementos graduales en modelos de gama alta. Por otro lado, los distribuidores señalan que el consumidor estadounidense enfrenta ya mayores tasas de interés en financiamiento, lo que limita la disposición a pagar más por un automóvil.
La industria automotriz considera que la incertidumbre arancelaria complica decisiones de inversión en plantas y nuevos modelos. Del mismo modo, los proveedores advierten que la presión en costos podría frenar proyectos de innovación.
De acuerdo con cifras de la Asociación Nacional de Concesionarios de Autos, en agosto las ventas en Estados Unidos sumaron 1.3 millones de unidades, un descenso de 3% respecto al mismo mes del año anterior.
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