Trabajadores etiquetando datos para sistemas de IA generativa en condiciones precarias, reflejando desigualdad laboral global.
La precaria mano de obra detrás de la IA generativa

La precaria mano de obra detrás de la IA generativa

Detrás de cada avance en IA generativa existe una cadena humana que mantiene en funcionamiento los algoritmos. Desde Kenia hasta Colombia, miles de personas pasan horas clasificando imágenes, transcribiendo audios y revisando contenido sensible para entrenar modelos de IA. Lo hacen sin protección laboral, sin seguridad social y con escaso reconocimiento profesional.

Ephantus Kanyugi, de 30 años, etiqueta desde 2018 imágenes de cadáveres para sistemas de análisis forense automatizados. Explica que debe observar material gráfico extremo sin apoyo psicológico. Como vicepresidente de la Data Labelers Association en Nairobi, impulsa un código de conducta que busca establecer contratos formales, descansos adecuados y pagos justos ante la falta de regulación en su país.

IA generativa y trabajo invisible

En Medellín, la venezolana Oskarina Fuentes trabaja para cinco plataformas de anotación de datos. Por cada tarea gana entre cinco y 25 centavos de dólar. Su esfuerzo permite que los vehículos autónomos reconozcan peatones o que los chatbots respondan con naturalidad. Según Grand View Research, el mercado global de anotación de datos alcanzó 3,770 millones de dólares en 2024 y podría llegar a 17,100 millones en 2030.

Las grandes tecnológicas dependen de una red de subcontratistas. Compañías como Scale AI, asociada con Meta y Microsoft, enfrentan denuncias por pagos atrasados y exposición a material traumático. En Kenia, su filial Remotasks paga apenas un centavo por tareas que pueden tomar horas. En Estados Unidos y Europa, empresas como GlobalLogic, que trabaja para Google, despidieron a cientos de empleados después de que exigieran mejores condiciones laborales.

“Los gigantes tecnológicos no pueden construir el futuro sobre una mano de obra desechable”, advirtió Christy Hoffman, secretaria general de UNI Global Union, quien pidió a Silicon Valley asumir responsabilidad sobre su cadena de subcontratación.

Aunque Europa ya aprobó una amplia normativa sobre inteligencia artificial, el trabajo del clic continúa fuera de cualquier marco legal. La eurodiputada Leïla Chaibi señaló que el reglamento europeo de IA ignora a los empleados que hacen posible el aprendizaje de los modelos, pese a que millones de personas realizan esta tarea esencial.

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