La relación entre el sector privado y la biodiversidad enfrenta un punto de quiebre. Un nuevo informe del IPBES, el panel científico internacional sobre biodiversidad, alerta que las empresas no solo están degradando los ecosistemas, sino que también están poniendo en riesgo su propia viabilidad económica. En América Latina, donde industrias como la agroalimentaria, la forestal y la farmacéutica dependen directamente de la naturaleza, el mensaje adquiere especial relevancia.
Publicado en noviembre de 2025, el estudio concluye que los negocios continúan usando los recursos naturales como si fueran inagotables. El problema: muchos de estos servicios ecosistémicos son insustituibles. Desde polinizadores hasta suelos fértiles, el capital natural sostiene a más del 50% del PIB mundial, según datos de la ONU.
Capital natural: ausente de los balances empresariales
El reporte expone que la mayoría de las empresas no integra el valor del capital natural en su contabilidad, estrategia de riesgo o decisiones de inversión. Esta omisión genera una paradoja: mientras se exigen resultados económicos de corto plazo, se erosiona silenciosamente el sustento ecológico de largo plazo.
Además, menos del 10% de las compañías evaluadas ha adoptado métricas claras para medir su impacto en la biodiversidad. A pesar del crecimiento de iniciativas como TNFD (Taskforce on Nature-related Financial Disclosures), la integración del riesgo ecológico sigue rezagada frente a otros criterios ESG.
Casi la mitad del comercio global depende de ecosistemas en buen estado, especialmente en sectores como agricultura, minería y turismo. Sin un entorno saludable, las cadenas de suministro se vuelven más vulnerables y costosas.
Mira también: Acciones de Philips caen por demandas en Estados Unidos






